Pleurotus ostreatus
¡Hmmmm… qué rico…! No puedo evitar esta exclamación al ver la exquisita presentación de una bandeja de madera colmada de champignon ostra.
Los champignones provienen de la primera cosecha de la nueva etapa productiva del Módulo de Cultivo de Hongos de la Dirección de Gestión Ambiental de La Pintana (DIGA).
De la especie Pleurotus ostreatum, el champignon ostra es conocido mundialmente —y en muchos idiomas: Seta de ostra; Oyster mushroom; Girgola ostra; Austemseitling; o Pleurote en forme d´huître— por sus bondades culinarias como un alimento completo y por las cualidades medicinales que se le atribuyen. 
En efecto, son considerados como tónico cardíaco, contribuyen a reducir los niveles de colesterol y tienen efectos antivirales.
Sus características nutritivas destacan por el alto contenido de aminoácidos esenciales cercano al 5% y por su bajo valor calórico haciéndolos muy aptos para dietas. Sin embargo, la principal virtud es que son exquisitos y en gastronomía resultan irresistibles para preparar los más deliciosos manjares, en salsas y hasta en las preparaciones más sencillas fritos en mantequilla.
Los champignones se producen aquí en la DIGA, en el marco de la Política Comunal de Manejo Integral de Residuos que incorpora la variable de fomentar la utilización de residuos para actividades productivas que generen autosustento o alternativas de negocios familiares.
En instalaciones sencillas contruidas con neumáticos en desuso se desarrolla la etapa de crecimiento que requiere ambientes húmedos, de baja temperatura y escasa luminosidad. Una etapa previa más cálida y luminosa, se desarrolla en un invernadero construido con materiales de desecho. A su vez, se utiliza viruta y aserrín de álamo —resultante de la fabricación de muebles a partir de la madera de los árboles urbanos “caídos”, otro microemprendimiento DIGA— como sustrato para la producción del pleurotus.
Soluciones sencillas, económicas y eficientes que permiten valorizar distintos residuos y generar actividades en beneficio de la calidad de vida de nuestros habitantes. ¡Residuos para el desarrollo!
¡Y ahora, no queda más remedio que ir a degustar esos deliciosos champignones ostras…!
